El día de regreso a casa me lo pasé enterito de viaje. Desde las 11.20 de la mañana hasta las 12.30 de la noche, hora a la que llegué a casa. Pasé por cuatro aeropuertos, Praga, Budapest, Madrid-Barajas y por último Sevilla.
Muchos aviones, aeropuertos y horas de viaje para un solo día pero qué importaba…con lo bien que me lo había pasado…
He de reconocer que aquello me fascinó tanto y me lo pasé tan bien que me hubiera quedado de buena gana allí. Si algún día tuviera una segunda residencia sin duda sería allí.
Ahora queda el recuerdo, la añoranza de los días pasados en aquellas tierras, la gente conocida en el viaje, las fotos y sobre todo unas ganas de volver tremendas.
Me resultó raro a mi vuelta que anocheciera tan tarde, fue posible que en 5 días me acostumbrara a vivir de noche desde las 4.30 de la tarde y también me resultó raro el cambio drástico de temperatura. No conocía aquel frío y aunque desde entonces el tiempo nos haya dado una tregua aquí en España debe haber muy pocos sitios que sean capaces de mantener tales temperaturas.
Una cosa tengo más clara desde entonces. Ahora comprendo el carácter de los de allí: una persona se levanta para ir a trabajar a las 7 de la mañana y es de noche, sale del trabajo a las 3 ó 4 de la tarde y ya está anocheciendo. El ambiente se puede tornar claustrofóbico si no tienes otra vida más que esa. El sol apenas lo conocen , durante la estación fría el cielo suele estar encapotado y durante el verano hay bastantes lluvias. No es de extrañar que cuando los europeos visiten nuestras tierras se vuelvan locos de alegría y la añoren.
También es posible que el temperamento de una persona influya en que le guste determinados sitios para vivir. A mi me encanta la lluvia, el frío, que anochezca pronto…pero he reconocer que si me pasara así un mes echaría de menos un poco, sólo un poco, el sol.
Qué bonita es Praga y qué buen recuerdo me traigo…
Muchos aviones, aeropuertos y horas de viaje para un solo día pero qué importaba…con lo bien que me lo había pasado…
He de reconocer que aquello me fascinó tanto y me lo pasé tan bien que me hubiera quedado de buena gana allí. Si algún día tuviera una segunda residencia sin duda sería allí.
Ahora queda el recuerdo, la añoranza de los días pasados en aquellas tierras, la gente conocida en el viaje, las fotos y sobre todo unas ganas de volver tremendas.
Me resultó raro a mi vuelta que anocheciera tan tarde, fue posible que en 5 días me acostumbrara a vivir de noche desde las 4.30 de la tarde y también me resultó raro el cambio drástico de temperatura. No conocía aquel frío y aunque desde entonces el tiempo nos haya dado una tregua aquí en España debe haber muy pocos sitios que sean capaces de mantener tales temperaturas.
Una cosa tengo más clara desde entonces. Ahora comprendo el carácter de los de allí: una persona se levanta para ir a trabajar a las 7 de la mañana y es de noche, sale del trabajo a las 3 ó 4 de la tarde y ya está anocheciendo. El ambiente se puede tornar claustrofóbico si no tienes otra vida más que esa. El sol apenas lo conocen , durante la estación fría el cielo suele estar encapotado y durante el verano hay bastantes lluvias. No es de extrañar que cuando los europeos visiten nuestras tierras se vuelvan locos de alegría y la añoren.
También es posible que el temperamento de una persona influya en que le guste determinados sitios para vivir. A mi me encanta la lluvia, el frío, que anochezca pronto…pero he reconocer que si me pasara así un mes echaría de menos un poco, sólo un poco, el sol.
Qué bonita es Praga y qué buen recuerdo me traigo…
