sábado, 31 de enero de 2009

Recuerdos de una viajera ( 5ª parte y última )


El día de regreso a casa me lo pasé enterito de viaje. Desde las 11.20 de la mañana hasta las 12.30 de la noche, hora a la que llegué a casa. Pasé por cuatro aeropuertos, Praga, Budapest, Madrid-Barajas y por último Sevilla.
Muchos aviones, aeropuertos y horas de viaje para un solo día pero qué importaba…con lo bien que me lo había pasado…

He de reconocer que aquello me fascinó tanto y me lo pasé tan bien que me hubiera quedado de buena gana allí. Si algún día tuviera una segunda residencia sin duda sería allí.

Ahora queda el recuerdo, la añoranza de los días pasados en aquellas tierras, la gente conocida en el viaje, las fotos y sobre todo unas ganas de volver tremendas.

Me resultó raro a mi vuelta que anocheciera tan tarde, fue posible que en 5 días me acostumbrara a vivir de noche desde las 4.30 de la tarde y también me resultó raro el cambio drástico de temperatura. No conocía aquel frío y aunque desde entonces el tiempo nos haya dado una tregua aquí en España debe haber muy pocos sitios que sean capaces de mantener tales temperaturas.

Una cosa tengo más clara desde entonces. Ahora comprendo el carácter de los de allí: una persona se levanta para ir a trabajar a las 7 de la mañana y es de noche, sale del trabajo a las 3 ó 4 de la tarde y ya está anocheciendo. El ambiente se puede tornar claustrofóbico si no tienes otra vida más que esa. El sol apenas lo conocen , durante la estación fría el cielo suele estar encapotado y durante el verano hay bastantes lluvias. No es de extrañar que cuando los europeos visiten nuestras tierras se vuelvan locos de alegría y la añoren.

También es posible que el temperamento de una persona influya en que le guste determinados sitios para vivir. A mi me encanta la lluvia, el frío, que anochezca pronto…pero he reconocer que si me pasara así un mes echaría de menos un poco, sólo un poco, el sol.

Qué bonita es Praga y qué buen recuerdo me traigo…

miércoles, 28 de enero de 2009

Recuerdos de una viajera ( 4ª parte )


Otro día más en el pais checo. Mi viaje casi daba a su fin, casi no quería pensar que al día siguiente volvería a casa…si es que cuando se está en un sitio bien…

Aquella mañana me levanté pensando que quería ver el museo, sabía que aquello me ocuparía toda la mañana pero ya veis, me pirran los museos y no me iba a ir sin ver aquel.

Era el Museo Nacional de Praga, situado en la Plaza de San Wenceslao con un estilo neorrenacentista. En su interior hay una importantísima colección que abarca desde el periodo cretácico hasta casi nuestros días. Sin duda una visita obligada a todos los amantes de las ciencias. Lo que más me impresionó del museo fueron los restos de dinosaurios…

La visita te ocupa algo más que toda la mañana, aquello es enorme y una que además lo va escuchando todo en el audioguía…jejeje.

Aquel mismo día por la tarde tenía decidido ir a la ópera. Vi Carmen de Bizet. La verdad es que cuanto menos fue curiosa la experiencia. Musicalmente dejaba mucho que desear…los solistas eran más bien de mediocres para abajo y el coro…un poquillo calante sobretodo en las voces agudas. Me hizo especial gracia la coreografía, creo que la coreógrafa, que era mujer, no tenía muy claro si Carmen era sevillana o rusa…los bailarines casi parecían que fueran a empezar a bailar El lago de los cisnes.

Allí hay funciones todos los días, el día anterior representaron La Traviata y al siguiente La Boheme. Tengo toda la impresión que allí las óperas salen como churros…porque con la que yo vi calidad…poca.

martes, 27 de enero de 2009

Recuerdos de una viajera ( 3ª parte )


A la mañana siguiente volví a despertarme para afrontar nuevos caminos: tenía pensado ver el castillo, la catedral…

Un par de trasbordos en metro me llevaron a la otra punta de la ciudad, pasado el río Moldava. Una vez allí cogí el tranvía para que me acercara lo máximo posible a la zona. El resto debía hacerlo a pie…mi consuelo era que aquello después lo tenía que bajar porque lo pronunciado de aquellas escaleras me agotaron.

Una vez arriba empezó a nevar, aquello me pareció sublime…qué estampa…

Nada más llegar a la muralla vi el cambio de guardia: pobres soldados. Sólo pueden aguantar con esa temperatura una hora de inmovilidad total. Están totalmente quietos, férrea disciplina militar es aquello y lo demás son tonterías porque aguantar a 8 grados bajo cero una postura sin moverse ni un milímetro es tremendo. Imagino que llevarían varias capas de ropa pero aún así eso debería tornarse insufrible.

Son un reclamo turístico y casi todos los turistas se hacen fotos al lado de estos soldados-estatuas, todo hay que decir, parece ser que el ejercito checo no tiene ni un solo soldado feo porque los 8 maromos que por allí asomaron no veais…¡¡jarl!!

Una vez dentro de la muralla visité la catedral en la que había todo tipo de estilos arquitectónicos. Las obras de este monumento se iniciaron en 1344 por orden de Carlos IV. Su fin no dio lugar hasta el S. XX. Vamos, que un paseo por la catedral te hará recorrer unos mil años de historia.

Sus vidrieras son espectaculares, su rosetón imponente…

Aunque pareciera mentira dentro de la catedral hacía más frío que fuera, no dejaba de echar vaho hasta por la nariz.

La visita siguió con el Callejón del oro, unas casitas de artesanos que fueron construidas a finales del S. XVI para guardas y artilleros.

La torre Dalibor, una siniestra torre con toda clase de instrumentos de tortura…Este torre lleva el nombre de su primer encarcelado. Menudo honor, ¿ verdad? No me imagino sobrevivir allí en esas condiciones ni dos días. Los instrumentos de tortura creo que los tendrían de adorno porque allí lo primero que puede llevarse la vida de uno es el frío…

domingo, 25 de enero de 2009

Recuerdos de una viajera ( 2ª parte )


…La noche de mi llegada dormí, cosa que creía imposible en mi, desde las 20.30 de la tarde, claro no dormía desde hacía dos días y estaba rendida.

A la mañana siguiente, tras dormir un montón de horas a las cinco menos cuarto no aguantaba más en la cama y decidí empezar a prepararme para caminar por aquellas calles.

Tras desayunar en el hotel, me encaminé al metro. En Praga los transportes urbanos no van por viaje sino por tiempo: hay billetes de 20 minutos, de una hora y media, de 24 horas y nada mal de precio. El billete de 24 horas para el metro costaba unas 100 coronas( al cambio unos 3 euros y medio).

La red de metro de allí es impresionante y es muy grato ver que los transportes urbanos funcionan de maravilla, todo en su horario, limpios…¿ Casualidad? No lo sé, pero tras 5 días de uso no tengo ninguna queja al respecto.

El primer día quedamos en el centro de la Ciudad Nueva. Praga está dividida en “ parcelas” dependiendo del momento en que fueron edificadas.


Pues como es normal en mi llegué temprano a la Plaza de San Wenceslao y tras dos minutos de espera se me empezaron a congelar las piernas y la cara. Iba cubierta por 4 capas de ropa, un gorro y un par de calcetines gordos de lana. Casi no me podía mover, el vaho que desprendía por la boca y daba directamente en la bufanda se congelaba…A las nueve y media de la mañana podía estar a unos 11 grados bajo cero según el termómetro del hotel ( no vi ni un solo termómetro por la calle…los checos dirían: “ para qué si sabemos que está helando…” jajaja), pues decidí meterme en una cafetería calentita a esperar a que llegara el resto del grupo.

Tuvimos una guía que nos iba enseñando las cosas más importantes de la ciudad, aquello era precioso, mirara por donde mirara aquello era bellísimo. Cuando pasamos a la parte de la ciudad vieja de Praga, Praha 1, de repente me vi envuelta en otra época…

Lo primero que pensé era que no quería moverme de allí…

Una de las visitas del día más bonitas fue el cementerio judío, ubicado en el barrio judío ( Josefov ). La palabra impresionante se queda corta y no sirve para expresar lo que vi. Este cementerio fue durante más de 300 años el único lugar donde dejaban enterrar a los judios. El cementerio data del S. XV y se amplió ligeramente a lo largo de los años, pero sigue reflejando el carácter que tenía en la Edad Media. Debido a la falta de espacio, los cuerpos debían ser enterrados unos encima de otros hasta que se llegó a apilar los cuerpos en doce capas. Un cementerio vertical en toda regla: hoy se pueden ver más de 12.000 lápidas apiñadas, literalmente, y se estima que hayan enterradas unas 100.000 personas. El último sepelio fue en el S. XVIII por normativas de higiene que prohibieron enterrar a la gente dentro del entorno urbano…

En las tumbas en lugar de flores se depositaban piedras con pequeños papelitos a modo de oración. Algunas tumbas estaban llenas de piedrecitas pequeñas. Sabrá Dios de cuando están esas piedras ahí puestas…


Las sinagogas apenas llamaron mi atención a excepción de la Sinagoga de Pinkas cuyas paredes están cubiertas por los nombre de los judios que fueron asesinados durante la Segunda Guerra Mundial por los nazis. Unos 80.000 nombres en total…


Sin duda la visita obligatoria del barrio judío debe ser su cementerio…

sábado, 24 de enero de 2009

Recuerdos de una viajera ( 1ª parte )


Jamás hubiera podido imaginar que me podía quedar tan prendada de una ciudad como me he quedado de Praga. Sin duda es un lugar maravilloso en el que todo me gusta: sus monumentos, sus calles, su frío gélido…

Como ya leisteis en mi anterior intervención estuve muy preocupada por la huelga de celo de los pilotos de Ibera. He de decir que no tuve ningún problema a la ida, mi viaje salía de Madrid y yo debía estar ahí a las diez y veinte de la mañana para poder coger el avión que me llevaría a mi tan ansiado viaje. De la dichosa huelga a la vuelta ni me acordaba porque una vez hecho el viaje que me hubieran quitado lo bailao hubiera sido tarea imposible y mi preocupación principal era la ida, no la vuelta. Volver siempre se vuelve de una forma o de otra, ¿ no? Bueno, he de decir que tampoco tuve problemas a la vuelta, pero empecemos por el principio y dejadme que os cuente mi viaje a Praga.

Para empezar me llevaron al aeropuerto de Sevilla, llegué temprano, a las 5 de la mañana para ser la primera en facturar jajaj…qué ilusión tenía. Tras la espera a que llegara la hora me asaltaron dudas sobre si había hecho bien en quedarme a que saliera el avión ( temía que retrasaran el vuelo, así no hubiera llegado, tenía el tiempo justo), pero salió puntual y eso fue para mi un gran alivio.

Mi llegada a Madrid fue de locura, la T4 es enorme y tenía que coger un bus del aeropuerto para irme a la T2…y yo sin conocer aquello…bueno, pregunté un par de veces y enseguida estuve facturando mi equipaje para Praga. He de decir que Madrid estaba totalmente nevada. No es que cayera la nevada del siglo pero como es costumbre en este pais la falta de previsión suele darnos en las narices ( el día anterior cerraron el aeropuerto por la nieve…si hicieran lo mismo en Rusia…). Bueno, lo cierto es que todo fue de maravilla con respecto a los aviones.

Tras casi tres horas de viaje tomamos tierra en el aeropuerto de Praga, todo lo envolvía un manto blanco, todo menos la pista de aterrizaje jaja.Allí desde el mismo avión antes de aterrizar nos avisaron que la temperatura exterior era de 8 grados bajo cero y eran las 2.30 de la tarde.

El concepto de frío que se tiene allí dista mucho del que conocemos aquí incluso en las provincias donde el invierno es más severo.

En Praga una vez que nieva todo se queda cubierto hasta que el sol tiene la suficiente fuerza como para fundir tal masa de agua helada.

Si hay algo en Praga más frío que su clima es su gente…allí todo el mundo camina deprisa, embutidos en varias capas de ropa y con un gorro coronando la cabeza. No hablan ni en el metro. En mi tierra los llamaríamos siesos pero sería injusto, carecen de muchas cosas, entre ellas el sol, como para andar de risitas por la vida.

El primer día me dedique a inspeccionar el terreno y a ver de qué forma me podía hacer entender con el personal. En el hotel no tenía problema, casi todos los recepcionistas a excepción de uno hablaban castellano perfectamente, pero del hotel para fuera de español ni mu, salvo algunas excepciones. Afortunadamente mi nivel de inglés no es del todo malo y me entendí perfectamente con todo el mundo y eso, tan lejos de casa, siempre es un alivio…

sábado, 10 de enero de 2009

Destino Praga

Apenas unas horas me separan de tan ansiado viaje. Por fin podré conocer una de las ciudades más bellas de Europa. ¡¡Qué ganas!!

Sólo tengo un par de preocupaciones: el temporal de nieve ( si que se agobian pronto los madrileños) y la huelga de celo de los pilotos de Iberia.

Como no, creo que en mi vida jamás hare una cosa que no me conlleve estar tensa hasta el último momento. En principio todo debería ir bien, pero ...temo que pase algo y me quede en tierra...

Esperemos que mis temores sean infundados y a estas horas del día de mañana esté disfrutando de este viaje tan ansiado.

Deseadme un poquitín de suerte para no tener problemas.

A mi vuelta os cuento.