Jamás hubiera podido imaginar que me podía quedar tan prendada de una ciudad como me he quedado de Praga. Sin duda es un lugar maravilloso en el que todo me gusta: sus monumentos, sus calles, su frío gélido…
Como ya leisteis en mi anterior intervención estuve muy preocupada por la huelga de celo de los pilotos de Ibera. He de decir que no tuve ningún problema a la ida, mi viaje salía de Madrid y yo debía estar ahí a las diez y veinte de la mañana para poder coger el avión que me llevaría a mi tan ansiado viaje. De la dichosa huelga a la vuelta ni me acordaba porque una vez hecho el viaje que me hubieran quitado lo bailao hubiera sido tarea imposible y mi preocupación principal era la ida, no la vuelta. Volver siempre se vuelve de una forma o de otra, ¿ no? Bueno, he de decir que tampoco tuve problemas a la vuelta, pero empecemos por el principio y dejadme que os cuente mi viaje a Praga.
Para empezar me llevaron al aeropuerto de Sevilla, llegué temprano, a las 5 de la mañana para ser la primera en facturar jajaj…qué ilusión tenía. Tras la espera a que llegara la hora me asaltaron dudas sobre si había hecho bien en quedarme a que saliera el avión ( temía que retrasaran el vuelo, así no hubiera llegado, tenía el tiempo justo), pero salió puntual y eso fue para mi un gran alivio.
Mi llegada a Madrid fue de locura, la T4 es enorme y tenía que coger un bus del aeropuerto para irme a la T2…y yo sin conocer aquello…bueno, pregunté un par de veces y enseguida estuve facturando mi equipaje para Praga. He de decir que Madrid estaba totalmente nevada. No es que cayera la nevada del siglo pero como es costumbre en este pais la falta de previsión suele darnos en las narices ( el día anterior cerraron el aeropuerto por la nieve…si hicieran lo mismo en Rusia…). Bueno, lo cierto es que todo fue de maravilla con respecto a los aviones.
Tras casi tres horas de viaje tomamos tierra en el aeropuerto de Praga, todo lo envolvía un manto blanco, todo menos la pista de aterrizaje jaja.Allí desde el mismo avión antes de aterrizar nos avisaron que la temperatura exterior era de 8 grados bajo cero y eran las 2.30 de la tarde.
El concepto de frío que se tiene allí dista mucho del que conocemos aquí incluso en las provincias donde el invierno es más severo.
En Praga una vez que nieva todo se queda cubierto hasta que el sol tiene la suficiente fuerza como para fundir tal masa de agua helada.
Si hay algo en Praga más frío que su clima es su gente…allí todo el mundo camina deprisa, embutidos en varias capas de ropa y con un gorro coronando la cabeza. No hablan ni en el metro. En mi tierra los llamaríamos siesos pero sería injusto, carecen de muchas cosas, entre ellas el sol, como para andar de risitas por la vida.
El primer día me dedique a inspeccionar el terreno y a ver de qué forma me podía hacer entender con el personal. En el hotel no tenía problema, casi todos los recepcionistas a excepción de uno hablaban castellano perfectamente, pero del hotel para fuera de español ni mu, salvo algunas excepciones. Afortunadamente mi nivel de inglés no es del todo malo y me entendí perfectamente con todo el mundo y eso, tan lejos de casa, siempre es un alivio…
Como ya leisteis en mi anterior intervención estuve muy preocupada por la huelga de celo de los pilotos de Ibera. He de decir que no tuve ningún problema a la ida, mi viaje salía de Madrid y yo debía estar ahí a las diez y veinte de la mañana para poder coger el avión que me llevaría a mi tan ansiado viaje. De la dichosa huelga a la vuelta ni me acordaba porque una vez hecho el viaje que me hubieran quitado lo bailao hubiera sido tarea imposible y mi preocupación principal era la ida, no la vuelta. Volver siempre se vuelve de una forma o de otra, ¿ no? Bueno, he de decir que tampoco tuve problemas a la vuelta, pero empecemos por el principio y dejadme que os cuente mi viaje a Praga.
Para empezar me llevaron al aeropuerto de Sevilla, llegué temprano, a las 5 de la mañana para ser la primera en facturar jajaj…qué ilusión tenía. Tras la espera a que llegara la hora me asaltaron dudas sobre si había hecho bien en quedarme a que saliera el avión ( temía que retrasaran el vuelo, así no hubiera llegado, tenía el tiempo justo), pero salió puntual y eso fue para mi un gran alivio.
Mi llegada a Madrid fue de locura, la T4 es enorme y tenía que coger un bus del aeropuerto para irme a la T2…y yo sin conocer aquello…bueno, pregunté un par de veces y enseguida estuve facturando mi equipaje para Praga. He de decir que Madrid estaba totalmente nevada. No es que cayera la nevada del siglo pero como es costumbre en este pais la falta de previsión suele darnos en las narices ( el día anterior cerraron el aeropuerto por la nieve…si hicieran lo mismo en Rusia…). Bueno, lo cierto es que todo fue de maravilla con respecto a los aviones.
Tras casi tres horas de viaje tomamos tierra en el aeropuerto de Praga, todo lo envolvía un manto blanco, todo menos la pista de aterrizaje jaja.Allí desde el mismo avión antes de aterrizar nos avisaron que la temperatura exterior era de 8 grados bajo cero y eran las 2.30 de la tarde.
El concepto de frío que se tiene allí dista mucho del que conocemos aquí incluso en las provincias donde el invierno es más severo.
En Praga una vez que nieva todo se queda cubierto hasta que el sol tiene la suficiente fuerza como para fundir tal masa de agua helada.
Si hay algo en Praga más frío que su clima es su gente…allí todo el mundo camina deprisa, embutidos en varias capas de ropa y con un gorro coronando la cabeza. No hablan ni en el metro. En mi tierra los llamaríamos siesos pero sería injusto, carecen de muchas cosas, entre ellas el sol, como para andar de risitas por la vida.
El primer día me dedique a inspeccionar el terreno y a ver de qué forma me podía hacer entender con el personal. En el hotel no tenía problema, casi todos los recepcionistas a excepción de uno hablaban castellano perfectamente, pero del hotel para fuera de español ni mu, salvo algunas excepciones. Afortunadamente mi nivel de inglés no es del todo malo y me entendí perfectamente con todo el mundo y eso, tan lejos de casa, siempre es un alivio…

2 comentarios:
Si es que tanto frío tiene que congelar hasta el alma... No dudo que la ciudad sea preciosa, pero yo no podría vivir en un sitio con un clima así. A ver si pones alguna foto más en la próxima actualización.
Aaadios
que bellas imágenes.
saludos.
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