domingo, 25 de enero de 2009

Recuerdos de una viajera ( 2ª parte )


…La noche de mi llegada dormí, cosa que creía imposible en mi, desde las 20.30 de la tarde, claro no dormía desde hacía dos días y estaba rendida.

A la mañana siguiente, tras dormir un montón de horas a las cinco menos cuarto no aguantaba más en la cama y decidí empezar a prepararme para caminar por aquellas calles.

Tras desayunar en el hotel, me encaminé al metro. En Praga los transportes urbanos no van por viaje sino por tiempo: hay billetes de 20 minutos, de una hora y media, de 24 horas y nada mal de precio. El billete de 24 horas para el metro costaba unas 100 coronas( al cambio unos 3 euros y medio).

La red de metro de allí es impresionante y es muy grato ver que los transportes urbanos funcionan de maravilla, todo en su horario, limpios…¿ Casualidad? No lo sé, pero tras 5 días de uso no tengo ninguna queja al respecto.

El primer día quedamos en el centro de la Ciudad Nueva. Praga está dividida en “ parcelas” dependiendo del momento en que fueron edificadas.


Pues como es normal en mi llegué temprano a la Plaza de San Wenceslao y tras dos minutos de espera se me empezaron a congelar las piernas y la cara. Iba cubierta por 4 capas de ropa, un gorro y un par de calcetines gordos de lana. Casi no me podía mover, el vaho que desprendía por la boca y daba directamente en la bufanda se congelaba…A las nueve y media de la mañana podía estar a unos 11 grados bajo cero según el termómetro del hotel ( no vi ni un solo termómetro por la calle…los checos dirían: “ para qué si sabemos que está helando…” jajaja), pues decidí meterme en una cafetería calentita a esperar a que llegara el resto del grupo.

Tuvimos una guía que nos iba enseñando las cosas más importantes de la ciudad, aquello era precioso, mirara por donde mirara aquello era bellísimo. Cuando pasamos a la parte de la ciudad vieja de Praga, Praha 1, de repente me vi envuelta en otra época…

Lo primero que pensé era que no quería moverme de allí…

Una de las visitas del día más bonitas fue el cementerio judío, ubicado en el barrio judío ( Josefov ). La palabra impresionante se queda corta y no sirve para expresar lo que vi. Este cementerio fue durante más de 300 años el único lugar donde dejaban enterrar a los judios. El cementerio data del S. XV y se amplió ligeramente a lo largo de los años, pero sigue reflejando el carácter que tenía en la Edad Media. Debido a la falta de espacio, los cuerpos debían ser enterrados unos encima de otros hasta que se llegó a apilar los cuerpos en doce capas. Un cementerio vertical en toda regla: hoy se pueden ver más de 12.000 lápidas apiñadas, literalmente, y se estima que hayan enterradas unas 100.000 personas. El último sepelio fue en el S. XVIII por normativas de higiene que prohibieron enterrar a la gente dentro del entorno urbano…

En las tumbas en lugar de flores se depositaban piedras con pequeños papelitos a modo de oración. Algunas tumbas estaban llenas de piedrecitas pequeñas. Sabrá Dios de cuando están esas piedras ahí puestas…


Las sinagogas apenas llamaron mi atención a excepción de la Sinagoga de Pinkas cuyas paredes están cubiertas por los nombre de los judios que fueron asesinados durante la Segunda Guerra Mundial por los nazis. Unos 80.000 nombres en total…


Sin duda la visita obligatoria del barrio judío debe ser su cementerio…

2 comentarios:

Scabio dijo...

Lo cierto es que parece espectacular. Y cómo no, tenías que visitar algún sitio siniestrillo... A ver si en la próxima actualización nos enseñas un sitio más agradable :P

Die Walküre dijo...

¿Y por qué no ha de ser un cementerio un sitio agradable? No me niegues la carga emotiva que tiene un lugar como esos. Ay...